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Correr en altitud no solo representa un desafío físico, sino que también puede ser una herramienta incredibly potente para mejorar tu rendimiento en trail running. La exposición a condiciones de menor presión de oxígeno en altitudes elevadas provoca adaptaciones fisiológicas en los atletas, lo que les permite sobresalir en carreras de mayor exigencia. En este artículo, vamos a explorar cómo puedes aprovechar el entrenamiento en altitud, junto con consejos de entrenamiento y nutrición específicos para maximizar tu rendimiento.
Correr en altitud tiene numerosos beneficios para los corredores de trail. Cuando se entrena en un entorno de menor oxígeno, el cuerpo se adapta para mejorar la eficiencia en la utilización del oxígeno. Estas adaptaciones incluyen:
Para que los beneficios del entrenamiento en altitud sean efectivos, es crucial planificarlo cuidadosamente. Aquí hay algunos principios básicos que debes seguir:
Las altitudes ideales para entrenar oscilan entre 1.500 y 3.000 metros. En estos rangos, la disminución de oxígeno es suficiente para provocar adaptaciones sin colocar a tu cuerpo en exceso de estrés. Asegúrate de elegir un lugar que permita realizar entrenamientos en diferentes modalidades: correr, andar en bicicleta, etc.
La duración del tiempo que pases a gran altitud será crucial. Se recomienda que los atletas pasen un mínimo de 3 a 4 semanas en altitud para permitir que se produzcan adaptaciones fisiológicas significativas.
Incursiona en diferentes tipos de sedimentos. A veces, corre a un ritmo fácil para permitir que tu cuerpo se adapte; en otras, introduce intervalos de alta intensidad para maximizar tu adaptación. Un ejemplo de este último sería realizar repeticiones en cuestas.
Los entrenamientos deben ser específicos y estratégicos para garantizar las adaptaciones deseadas. Aquí hay algunos consejos para optimizar tus sesiones:
Aumenta gradualmente la distancia de tus runs en altitud. Por ejemplo, si normalmente corres 20 kilómetros en llano, intenta alcanzar los 15-18 kilómetros en altitud, manteniendo baja la intensidad al principio.
La inclinación añade un grado extra de dificultad, aprovechando así las condiciones de la altitud. Por ejemplo, escoge una pendiente y realiza entre 6 a 10 ascensos cortos, de 1 a 2 minutos cada uno, con tiempo de recuperación adecuado.
La fatiga y el malestar son más comunes en la altitud. Por lo tanto, ajusta la duración e intensidad de tus entrenamientos de acuerdo con cómo te sientas. No dudes en modificar tu entrenamiento si la fatiga se vuelve excesiva.
La nutrición juega un papel fundamental, especialmente cuando entrenas en condiciones exigentes. A continuación, algunos consejos clave:
En altitud, tus músculos necesitan más energía. Consume carbohidratos complejos como pasta, arroz y bananas para mantener tus niveles de energía altos.
La altitud deshidrata más rápidamente, así que lleva siempre una botella de agua contigo. Además, considera usar electrolitos para reponer las sales perdidas a través del sudor.
Los antioxidantes, como la vitamina C, y el hierro son fundamentales en este tipo de entrenamiento. Por ello, aumenta tu ingesta de verduras de hoja verde y frutas frescas.
La recuperación en altitud es esencial. Aquí hay algunas estrategias que puedes implementar para maximizar tu recuperación:
El sueño es vital para la recuperación. Mantén una rutina de sueño constante, priorizando de 7 a 9 horas de descanso cada noche.
Implementar actividades de baja intensidad como yoga o caminatas suaves en tus días de descanso puede ayudar a acelerar la recuperación.
Correr en altitud puede ser un cambio de juego para los corredores de trail que buscan mejorar su rendimiento. Al planificar un programa de entrenamiento estructurado y complementarlo con una adecuada nutrición, puedes aprovechar al máximo esta técnica. Aplica los consejos mencionados y observa cómo se traduce en un aumento notable en tu rendimiento en carreras. Recuerda escuchar a tu cuerpo y adaptarte a las condiciones; la paciencia y la consistencia son claves para el éxito.
Se recomienda un mínimo de 3 a 4 semanas de entrenamiento en altitud para permitir que tu cuerpo se adapte y maximice las mejoras en el rendimiento.
Sí, aclimatarse es crucial. Permite que tu cuerpo se adapte a las condiciones de menor presión de oxígeno, minimizando el riesgo de mal de altura.
Aumenta tu ingesta de carbohidratos y asegúrate de hidratarte bien, además de incluir micronutrientes esenciales como hierro y antioxidantes en tu dieta.
Sí, de hecho, muchos atletas se benefician entrenando a nivel del mar después de un periodo en altitud, aprovechando las adaptaciones fisiológicas que lograron.
Los síntomas incluyen dolores de cabeza, náuseas, fatiga extrema y dificultad para dormir. Si experimentas estos síntomas, es recomendable descender a menor altitud.
Sí, combinar ambos puede ser beneficioso. Alternar entre el entrenamiento en altitud y el llano puede ayudarte a maximizar tu capacidad aeróbica y resistencia.
Para más información, no te olvides de aprovechar el entrenamiento en altitud para mejorar tu triatlón y trail.